El Elogio a la locura. El populismo penal: ¿el remedio mágico?

 El Elogio a la locura. El populismo penal: ¿el remedio mágico?

El Elogio a la locura

José Alberto Guerrero Baena

Alejandra Vanegas Rodríguez

 

“Ladrón pillado, será quemado”.

 

Dicho popular español

 

El populismo penal: ¿el remedio mágico?

 

Aclarando de inicio, los escribidores de esta columna,  no somos expertos en género ni hemos trabajado el tema de fondo, por ello las consideraciones que se expondran en esta columna son de carácter general. 

 

Lo que si nos mueve para abordar el tema de manera somera, es todo lo que ha scedido alrededor del fenómeno del feminicidio y todos los crímenes de odio contra la mujer. Los hacedores de leyes ( diputados y senadores) han apostado por el incremento de las penas, pensando que con esto puede ser la solución mágica a todos los problemas que hoy en día azotan el país y que no se halla la luz al final del tunel con respecto a este problema.

 

Esto es exactamente, el Populismo Penal.

 

Y no tiene su origen en este gobierno ( aunque pareciera que por las caracteristicas tanto de la bancada de legisladores, así como el origen ideológico del gobierno, no, no lo es), donde su buscan de una manera desesperada, salidas fáciles en busqueda de una solución ante la percepción de inseguridad y el incremento y recrudecimiento de los fenómenos delictivos.

 

¿Cuál es el objetivo de esta tendencia?

 

Incrementar las penas corporales de quienes cometen un delito ( cómo si esto fuera una solución milagrosa) y con ello buscar la aprobación popular en la búsqueda de refrendar la «confianza» del electorado. Y por otro lado se busca darle un realce a la operatividad policial, resaltando que se tiene una alta efectividad en el desempeño de la misma, con resultados «rimbombantes» que en la realidad de las cosas, no nos dan mas que una debilidad institucional, buscando el punitivismo por encima de la reestructuración de las instituciones encargadas para tal efecto ( Seguridad, Procuración de justicia y sistema judicial).

 

 

En contexto…

 

En México, el populismo penal no solo se ha ceñido a proponer incrementos nominales a las penas de cárcel por delitos como el secuestro (la propuesta de pena de muerte a secuestradores del Partido Verde Ecologista durante las elecciones federales de 2009, aun cuando el artículo 22 de la Constitución lo prohíbe), sino que ha encontrado nuevos horizontes, nuevos clientes e inclusive aliados que en potro momento hubiera votado en contra de esas medidas en aras de los «derechos humanos»

 

Otros ejemplos: 

 

Los anuncios  anticipado de despliegues de fuerzas federales ( Guardia Nacional, Policía Federal) o las policías estatales y municipales  de todos los estados iniciarán un operativo conjunto (que implica eliminar la ventaja táctica de sorprender a los criminales), firmar pactos o acuerdos contra la inseguridad ( de las tan mentadas mesas de seguridad, que no cambian nada porque no son vinculantes), instalar miles de cámaras de vigilancia por todas las urbes (que solo sirven para saber cómo ocurrió el delito pero hacen muy poco para evitar que suceda), dotar de armas largas y granadas a policías estatales y municipales (que requieren un entrenamiento específico y que sería por demás riesgoso su uso en un entorno urbano) y, por supuesto, la cada vez más frecuente aparición de delincuentes en horario estelar. 

 

Los problemas del populismo penal…

 

Hay por lo menos tres grandes problemas identificados con el populismo penal:

 

1) No hay pruebas contundentes, ni resultados que avalen el hecho de que incrementar las penas disuada a los criminales de incurrir o volver a incurrir en hecho delictuoso. 

De acuerdo con la ONU el número de delincuentes reincidentes en muchos de sus países miembros excede el 50%. 

 

Y por el otro lado en resultados recientes, se señala que el incremento de las penas en cualquiera de las modalidades de delito, da como resultado una disminución de la incidencia, principalmente en crímenes de odio o contra la mujer. Al contrario, las entidades con más altas sanciones, son las que tienen una alta reincidencia durante los últimos cuatro años.

Ante ello,  la modificación constante de los códigos penales estatales ( el «remedio mágico» hasta ahora), ha tomado como base el alza de la temporalidad de las penas, y por supuesto,  no ha dado el resultado esperado, sobretodo en las penas de feminicidio, que es el caso más reciente, donde hay alza del 57%.

 

Mientras las cifras del año 2015 la cifra de mujeres que perdieron la vida de forma violenta fue de 2 mil 383 víctimas, para 2016 ascendió a 2 mil 813, en 2017 se disparó a 3 mil 430, y en 2018 escaló a 3 mil 752 casos. En total son 12 mil 378 mujeres asesinadas en este periodo de cuatro años.

¿Sirvio el populismo penal?

 

2) De qué serviría incrementar las penas si, en México 3 de cada 4 delitos cometidos no son denunciados ante las autoridades, actualmente tenemos una tasa de 93% de cifra negra que de ningín modo ha sido posible revertir con estas medidas punutivas. 

 

Incluso podemos afirmar que ni la con la Contrarreforma penal impulsada este año en el Congreso de la Unión, no daría los resultados esperados, son fórmulas gastadas que con el contexto actual sólo nos da una visión punitiva del problema y no la restauración del sentido de paz, justicia y equidad que busca el Sistema de Justicia Penal.

 

3) Con los números anteriores, el sistema penitenciario ha logrando saturar las prisiones con personas sin recursos, para pagar una defensa adecuada o personas que cometieron delitos no considerados graves, pero que fueron procesados como delincuentes de alto impacto para satisfacer cuotas de consignación impuestas a los policías y ministerios públicos. 

 

Sin sectarismos, podemos afirmar que el populismo penal, sólo es una más de las fórmulas mágicas que cualquier gobierno ha buscado para poder evadir su facultad constitucional de la seguridad de los ciudadanos. Sólo son relumbrones que nos dan a entender una ignorancia plena del fenómeno y la poca comprensión que hay sobre el problema. No se necesitan pens maás severas, se necesita una verdadera transformación del Sistema Penal Mexicano.

 

Incrementar las penas no disuade a los criminales. 

 

Las eternas propuestas… 

 

Como alternativa, se deben desarrollar acciones de prevención del delito que arrojarán resultados en el mediano y largo plazo (y ciertamente serían acciones difíciles de cacarear, cómo lo que hace el Gobierno de Andres Manuel López Obrador, ante la falta de estrategia) mejorarían considerablemente la relación costo-efectividad-resultados. 

 

La implementación sería más barata y atacarían directamente la percepcion de inseguridad ya que una de sus principales premisas es trabajar de cerca y a la mano con los ciudadanos para conocer de manera específica sus necesidades de seguridad (que pueden ir desde mejorar la iluminación de la calle o recuperar un espacio público, pláticas  o círculos de integración ciudadanía gobierno, hasta realizar policiales específicas contra una banda delictiva que afecta la comunidad).

 

De nada sirve realizar acciones mediáticas contra la delincuencia si, como ya se ha probado, el sistema de justicia en México funciona de manera inadecuada por el poco interes que han tenido todos los niveles de gobierno ( federal, estatal y municipal) de capacitar a sus cuerpos policales, de desarrollar inteligencia y por otro lado de buscar las reales causas de las problemáticas cotidianas. 

 

Esta nulidad de acciones contundentes genera costos onerosos para la hacienda pública y sobre todo no mejora la situación ni la percepción de inseguridad de los ciudadanos. 

 

El entorno electorero o el sanguinario que llevamos dentro.

 

Sin embargo, con las elecciones intermedias de 2021 a la vuelta de la esquina, creo que solo podemos esperar propuestas “recargadas” de populismo penal, en aras de satisfacer al exterminador o justiciero que todos los mexicanos llevamos dentro, y si a ello le sumamos el contexto que tenemos actualmente sobre feminicidios, crímenes de odio, acoso contra la mujer, esto es una panacea y área de oportunidad utilizada por los diferentes partidos para su plataforma.

 

El Gobierno ( aclaro, en todos sus niveles), debe asumir la responsabilidad de reformar el sistema penal de una manera integral, tomando como base los diferentes diagnósticos que han ofrecido diversos especialistas en el área para delinear una estrategia integral. 

 

Aumentar penas, sólo vemos que nos lleva a un efecto «Coliseo Romano» que en el momento en que estemos por sentenciar a un presunto con el pulgar, quizás estemos sentenciando al inocente. 

Y en cambio el culpable, seguirá impune…

 

En manos de nuestros legisladores «ilustrados» estamos, del color que fuere…

Que el Dios o Deidad» que usted prefiera nos ampare.

Mientras seguimos viendo el baño de sangre en todas las esferas.

 

Investigadores del Foro Latinoamericano de Antropología del Derecho.

http://www.flad-la.org

 

 

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Redaccion Indicio Michoacán

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