Columna | ¿Cómo encontrar la libertad en nosotros mismos? Por Juan Pablo Santos

¿Cómo encontrar la libertad en nosotros mismos?

Esa fue la pregunta que me planteó “L” en días pasados a través de mis redes sociales y a la cual trataré de dar respuesta.

Estimada “L”:

Sin lugar a dudas tu pregunta ha sembrado en mí la necesidad de desarrollar y compartir con las y los lectores este tema por demás importante ya que en muchas ocasiones invertimos más tiempo en ver lo que ocurre de nuestra piel para afuera que en observar lo que sucede de nuestra piel para adentro.

Cuando leí tu pregunta inmediatamente vino a mi mente lo plasmado en el famoso libro titulado “El hombre en busca de sentido” que escribió uno de los sobrevivientes de los campos de concentración alemanes durante el Holocausto y quien además es considerado como el padre de la Logoterapia, me refiero al Dr. Viktor Frankl que en su obra a la letra dice: “al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa la última de las libertades humanas, la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias para decidir su propio camino”.

Yo pienso que en su gran mayoría el ser humano fue educado para pasar sus minutos, horas, días, meses e inclusive años buscando su propia libertad sin saber que esta no se encuentra sino que más bien se pone en práctica y lo hacemos cuando fortalecemos ciertas habilidades y destrezas que serán fundamentales para alcanzar ese estado tan deseado de plenitud y serenidad personal.

Considero que un aspecto fundamental para alcanzar tu propia libertad tiene que ver con el reconocer y aceptar a la persona que a diario observas en el espejo, constantemente he dicho que cuidar y promover las relaciones interpersonales nos ayudará a tejer una red de apoyo que utilizaremos a lo largo de nuestro paso por esta vida ya sea en momentos complicados y sinsentido pero también en espacios de triunfos y éxitos.

De igual forma el preservar y alimentar nuestra relación intrapersonal es decir, aquella que llevamos con nosotros mismos será sin duda el vínculo más significativo al que habremos de prestar mayor atención pues créeme cuando te digo que hay personas que viven atrapadas en una guerra sin fin con ellas mismas.

Cuando pienso en libertad indudablemente viene a mi cabeza la palabra responsabilidad y es que en la ecuación de nuestra propia independencia y autonomía emocional debe estar presente esta característica propia de un adulto capaz de cuidarse a sí mismo pero también de cuidar a las personas que lo rodean con límites claros que hagan de estos vínculos espacios de crecimiento y desarrollo individual es decir, una persona con libertad emocional es aquella que asume las consecuencias positivas y negativas de sus elecciones u omisiones personales en lugar de sentarse en el banquillo de las víctimas a culpar eternamente a su prójimo o a la vida misma por lo sucedido.

Pero sobre todo, la libertad personal se construye cuando no solo nos concedemos el derecho de validar nuestras necesidades, carencias y heridas sino que en un acto amoroso elegimos reparar y hacernos cargo de nuestra propia historia de vida sin esperar a que otra u otras personas lo haga por nosotros.

“L” espero que estas palabras dejen en ti la posibilidad de reflexionar y poner en perspectiva aquellos temas pendientes por resolver que tengan que ver con tu propia responsabilidad y libertad personal.

Y recuerden que pase lo que pase habrán de prometerse algo: no se abandonarán cuando más se necesitan.

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